Agua y tierra; blanco y negro; norte y sur; aparentemente son conceptos opositores pero en realidad son complementarios. Existe la luz porque sabemos que hay oscuridad; coexiste el principio después del fin. Esta referencia en discrepancia, obligadamente nos invita a la reflexión; revisión en la que María Teresa Berlanga reúne 15 propuestas pictóricas bajo el título de Mares desiertos, obra reciente; el tiempo y el espacio se dan cita a través de objetos, texturas, manchas, y del pigmento que procede de su paleta: La huella de la existencia se redescubre, el reflejo del tiempo se manifiesta; la tierra como suelo fecundo y protector ancestral; la tierra en plena acreditación de valores extremos: como depositaria de los restos humanos y al mismo tiempo en íntima referencia con la fertilidad, binomio que se recrea, con carácter indisoluble en este discurso visual mediante ocres, sienas, terracotas, amarillos; arena, polvo de mármol y huesos con influencia informalista y matérica...